A finales del siglo XIX y
principios del siglo XX Europa vivía en una situación caracterizada por la
inestabilidad social, la rivalidad económica y política entre las distintas
naciones, que desemboca en la Primera Guerra Mundial, y una fecunda
productividad en el ámbito científico e intelectual. En ello el arte se vio
afectado y empezaron a surgir múltiples corrientes artísticas, los llamados
ISMOS, desembocando en el llamado Arte Contemporáneo que niega el pasado y
buscan un nuevo lenguaje expresivo basado en una visión diferente de la
realidad, a la que ya no imitan, interpretan.
Cabe destacar que esta revolución estética no depende de la voluntad de una generación de artistas, ya que estos no hacen más que traducir las concepciones intelectuales y sociales de un momento histórico. Por tanto, son los cambios filosóficos, científicos y políticos los que exigen del arte una forma diferente de afrontar la realidad.
Cabe destacar que esta revolución estética no depende de la voluntad de una generación de artistas, ya que estos no hacen más que traducir las concepciones intelectuales y sociales de un momento histórico. Por tanto, son los cambios filosóficos, científicos y políticos los que exigen del arte una forma diferente de afrontar la realidad.
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